"Para mí sólo recorrer los caminos que tienen corazón, cualquier camino que tenga corazón. Esos recorro, y la única prueba que vale es atravesar todo su largo, y esos recorro mirando, mirando sin aliento" Castaneda

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Lo que esperamos (Oliverio Girondo)

Tardará, tardará.

Ya sé que todavía
los émbolos,
la usura,
el sudor,
las bobinas
seguirán produciendo,
al por mayor,
en serie,
iniquidad,
ayuno,
rencor,
desesperanza;
para que las lombrices con huecos portasenos,
las vacas de embajada,
los viejos paquidermos de esfínteres crinudos,
se sacien de adulterios,
de hastío,
de diamantes,
de caviar,
de remedios.

Ya sé que todavía pasarán muchos años
para que estos crustáceos
del asfalto
y la mugre
se limpien la cabeza,
se alejen de la envidia,
no idolatren la saña,
no adoren la impostura,
y abandonen su costra
de opresión,
de ceguera,
de mezquindad.
de bosta.

Pero, quizás, un día,
antes de que la tierra se canse de atraernos
y brindarnos su seno,
el cerebro les sirva para sentirse humanos,
ser hombres,
ser mujeres,
-no cajas de caudales,
ni perchas desoladas-,
someter a las ruedas,
impedir que nos maten,
comprobar que la vida se arranca y despedaza
los chalecos de fuerza de todos los sistemas;
y descubrir, de nuevo, que todas las riquezas
se encuentran en nosotros y no bajo la tierra.

Y entonces...
¡Ah!, ese día
abriremos los brazos
sin temer que el instinto nos muerda los garrones,
ni recelar de todo,
hasta de nuestra sombra;
y seremos capaces de acercarnos al pasto,
a la noche,
a los ríos,
sin rubor,
mansamente,
con las pupilas claras,
con las manos tranquilas;
y usaremos palabras sustanciosas,
auténticas;
no como esos vocablos erizados de inquina
que babean las hienas al instarnos al odio,
ni aquellos que se asfixian
en estrofas de almíbar
y fustigada clara de huevo corrompido;
sino palabras simples,
de arroyo,
de raíces,
que en vez de separarnos
nos acerquen un poco;
o mejor todavía
guardaremos silencio
para tomar el pulso a todo lo que existe
y vivir el milagro de cuanto nos rodea,
mientras alguien nos diga,
con una voz de roble,
lo que desde hace siglos
esperamos en vano.

Camino (Leonel Lienlaf)

He corrido a recoger en las llanuras,
en la playa,
en la montaña,
la expresión perdida de mis abuelos.
He corrido a rescatar
el silencio de mi pueblo
para guardarlo en el aliento
que resbala sobre mi cuerpo
latiendo,
haciendo vibrar mis venas
sobre el sol que se levanta
sobre las altas cordilleras
para que el espíritu sea viento
entre el vacío de las palabras.

He corrido a recoger el sueño
de mi pueblo
para que sea el aire respirable
de este mundo.

"Se ha despertado el ave de mi corazón" 
© Editorial Universitaria, S.A., 1989.

Para ser hombre (Vicente Sombra)

Para ser hombre
no necesito
la fuerza de mil búfalos
gritar como un condenado
golpear como un cobarde.

Para ser hombre
no necesito
el don de la palabra
endulzar con mentiras tus pétalos
o poner en praxis el último paso de baile.

Para ser hombre
no necesito
copas de vino de dulce tibio oro
ni un pollo a la naranja
que deje la panza llena
y el corazón como vino.

Para ser hombre
no necesito
diferenciar entre Monet y Manet
moverla como Messi o Maradona.

Sólo es necesario
cocinar el silencio como una aurora
una brújula arbitraria
y proteger las olas que crecen.

"Toco tierra", La Otra Vereda Editorial

No deshagas la maleta (Henrik Nordbrandt)


¡No deshagas la maleta! Inconscientemente
podría ocurrírsete desparramar su contenido
lo que te tentaría a ver un dibujo
como el de las letras de la palabra hogar.
Donde algo careciera de simetría
querrías tal vez colocar una planta
regada y empezar a querer apreciada.
¡No deshagas la maleta! Podría
estallar la guerra. O lo que es aún peor:
Podrías imaginarte que estabas enamorado
y como una inevitable consecuencia
mudarte a una calle con un nombre
y que las calles, no como ahora, no solo fueran calles
sino el caminar de los condenados a muerte en ellas.
¡No deshagas la maleta! Es mejor
ponerte una camisa arrugada
que una que haya estado tendida en un balcón
con vistas a algunas islas brumosas
y haya sido planchada por una mano amorosa,
es preferible el olor a naftalina que a espliego.
Podrías creer que eres una flor.
!No deshagas la maleta! Déjala
junto a la pared en una habitación desnuda
donde una bombilla desnuda
no te deja dudar ni un instante
de dónde estás y quién eres en la Tierra.
¡No deshagas la maleta! Ni un segundo
antes de que puedas prescindir completamente de ella.
Y déjala en su sitio.

Versión de Francisco Uriz
http://zonaliteratura.com/

Los inmortales (Hermann Hesse)

De los valles de la tierra nos llega,
sin cesar, el impulso de la vida,
la necesidad salvaje, el entusiasmo intoxicado,
el humo sangriento de los festines de miles de verdugos,
las convulsiones del placer, los deseos sin fin,
las manos del asesino, del usurero, del piadoso.
Un enjambre de hombres impulsados por el miedo y el placer,
con olor sofocante y podrido, crudo y caliente,
respira felicidad y celo salvaje.
Se comen a sí mismos y se vuelven a escupir,
engendran guerras y artes nobles,
adornan con delirios el lupanar que se incendia,
devoran y tragan y corren a través de las alegrías estridentes
del mundo de su infancia,
que vuelve a levantarse de las olas
para deshacerse otra vez en barro.

Nosotros, en cambio, nos encontramos
en el éter helado e iluminado de estrellas.
No conocemos los días, las horas,
no somos hombres ni mujeres, jóvenes ni viejos.
Los pecados y miedos ajenos,
los asesinatos y las calientes alegrías de los otros
son teatro y, a la vez, soles que giran;
cada día es, para nosotros, el más largo.
Asintiendo en silencio a la vida latente,
mirando en silencio las estrellas que rotan,
respiramos el invierno del universo.
Somos amigos de los dragones del cielo,
nuestro sentido eterno es frío e inmutable,
nuestra risa es fría y clara como las estrellas.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Arembepe - saudade lisérgica

En la terminal de Salvador me despedí del tridente cordobés y me tomé un colectivo de línea para recorrer los 30 kilómetros que separan la capital bahiana de Arembepe, lugar que elegí para pasar mis últimas horas en Brasil.

Todo lo que sabía de Arembepe era que se trataba de un pequeño pueblo pesquero que había sido visitado durante los '60 por Mick Jagger y Janis Joplin, lo que había generado una especie de mito. De hecho, durante mi estadía en el lugar escuché decir que Bob Marley (que jamás viajó a Brasil) también había conocido Arembepe, al igual que John Lennon. Y la lista seguía...


De aquel pequeño pueblo de pescadores que había conquistado los corazones hippies décadas atrás sólo quedaba el recuerdo.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Chapada Diamantina - naturaleza total

Volví a Salvador de Bahía junto a Wilson & Carina y me despedí de ellos por la noche, tras pasar la tarde en el Pelourinho (probé el acarajé, comida típica que preparan las baianas a base de pan, salsas, verduras y camarones). Mi pareja brasilera favorita se quedaría en la ciudad unos días más y luego viajaría hacia las playas del norte antes de regresar en avión a San Pablo, mientras que yo rumbearía para la Chapada Diamantina con el objetivo de brindarle a mis piernas unas buenas dosis de caminatas y aventuras.

Tomé un micro a última hora y llegué a Palmeiras a las 7 de la mañana. En la "terminal" había una camioneta Van que por R$10 te llevaba al Vale do Capao (el pueblo hippie del que todos hablaban, "el San Marcos Sierras de Brasil") pero, haciendo caso a la recomendación de un chileno que había conocido en Itaparica, opté por ir a dedo. El chofer de la Van me dijo que eso era moito difícil y se fue con tres cordobesas que habían llegado en el mismo micro que yo.

Caminé por el pueblo de Palmeiras que todavía dormitaba, sintiéndome a gusto con el aire de montaña, las casitas de colores y las calles empedrabas que subían y bajaban según los caprichos de Gea. Llegué hasta un cartel que indicaba la distancia de 20kms al Vale do Capao, caminé un poco más y le hice dedo al primer coche que pasó. Frenó. Era un flete.


El conductor y su acompañante se apretaron en la cabina para cederme lugar y, después de conversar un rato, me quedé dormido. A pesar de la corta distancia que debíamos recorrer,

domingo, 2 de noviembre de 2014

Itaparica - la poesía del viento

Una de las cosas que siempre recuerda mi padre de su viaje a Brasil de 1989 es el record que alcanzó en la isla de Itaparica. El mismo consistió en pasar 45 días consecutivos descalzo, sin interludiar la desnudez de sus pies con ningún tipo de calzado. Claramente, sentía que debía conocer el lugar donde se había gestado tamaña leyenda.

Salí junto a Wilson & Carina del Pelourinho. Bajamos por el Elevador Lacerda y caminamos hasta el Mercado Modelo. Desde allí unas lanchas nos cruzaron a Itaparica por R$5,20. El viaje fue de una media hora, afortunadamente sin turbulencias (las sufro en demasía).


Cuando llegamos a la isla nos encontramos con una urbanización mayor a la que me imaginaba. Colectivos, supermercados, mucha gente, música a todo volumen en la calle... La imagen que me había formado de una isla casi despoblada y paradisíaca (al estilo de la Isla del Sol) se diluyó al instante. En el lugar donde nos econtrábamos ni siquiera había campings; sólo posadas.

Nos tomamos un colectivo hasta la playa de Berlinque, a 24 kms de distancia, para encontrar un sitio donde estaquear nuestras carpas. El cambio fue favorable también desde lo paisajístico: ahora veíamos a la ciudad Salvador más lejana, como una hilera de colmillos apuntando hacia el cielo en el horizonte.

jueves, 2 de octubre de 2014

Salvador de Bahía - ciudad de dioses

Llegué a la rodoviária de Salvador a las nueve de la noche y me conecté a internet. En la terminal de Itabuna había enviado una solicitud de alojamiento al grupo de emergencia de Couch Surfing, y había dado resultado: un hombre me había respondido satisfactoriamente. Lo llamé desde un teléfono público y me dijo que me pasaría a buscar con su auto.

Fue mi primera experiencia incómoda con esa página que tantas satisfacciones y amigos me había dado en otras ocasiones (en Santiago de Chile, en Lima, en Cajamarca). El problema empezó cuando el muchacho bajó del auto - Le tendí la mano para saludarlo y él la estrechó, guiñándome un ojo y tirándome un beso al aire simultáneamente, en un gesto algo controversial. Unos instantes más tarde, durante la charla inaugural en su vehículo, estábamos hablando de las posibilidades para la cena y, cuando le mencioné mi vegetarianismo, él me reveló "a mí me encanta la CARNE HUMANA", remarcando cada sílaba de las palabras CAR-NE-HU-MA-NA.

Cuando llegamos a su departamento se metió en el baño para ducharse... pero dejó la puerta abierta. El cúmulo de indicios de que mi castidad anal estaba en riesgo me llevó a rechazar su propuesta de dormir en su misma habitación.
- Te tiro un colchón acá al lado de mi cama.
- No, gracias. Me voy a quedar escribiendo un rato, no quiero molestarte. Puedo dormir en la hamaca paraguaya del living - pero él siguió insistiendo y temí parecer descortés o demasiado a la defensiva (quizás las señales de peligro eran invenciones de mi mente), por lo que, con una mano adelante y otra atrás, no tuve más remedio que jugármela. Se fue a acostar y yo me quedé en la computadora. Cuando entré a la habitación, él ya estaba dormido. Afortunadamente, mi colchón no sufrió invasiones indiscretas. (O, al menos, yo no me enteré).

A la mañana siguiente llegó su empleada doméstica y el tema casi excluyente de conversación, propuesto por mi anfitrión (y reafirmado cada vez que yo intentaba cambiar de tema), fue el tamaño del miembro viril de los hombres argentinos. Me preguntaba insistentemente si podría llegar a encontrar uno bueno para su empleada, quien se sumaba a la charla riendo a medias.

Abandoné la casa de ese sexópata agradecido de estar ileso. Luego me llegaría un mensaje que decidí no contestar. El mismo decía: "Voçe esqueceu seu sabonete na minha casa. E agora?" (Olvidaste tu jabón en mi casa. ¿Y ahora?).

Presencia Xeneize en las calles de Salvador

En el colectivo que me llevó desde la casa del couchsurfer hasta el centro histórico de la ciudad -el viaje fue bastante largo, Salvador es muy grande- vi pintadas en las paredes rechazando la realización del mundial. Una rezaba "+EDUCACAO, -COPA" y la otra "COPA PRA QUEM?". El rechazo a la copa está bastante presente entre los jóvenes,

domingo, 17 de agosto de 2014

Itaúnas / Salvador - 951 kms de camino polvoriento

El intento de ir a dedo desde Itaúnas hasta Salvador de Bahía fue insatisfactorio. Cuando me separé de Felipe, en las afueras del Pueblo de Arena, me pasé una hora levantando el pulgar en vano. Unos niños que andaban en bici me hicieron algunas preguntas y quisieron ayudarme a parar un auto para pedirle que me llevara, gesto que agradecí pero que desestimé por considerarlo inviable. Al final me tomé el micro de las 11:30 para regresar a Conceiçao da Barra, donde compré algunas provisiones y tomé otro colectivo hasta un cruce, lugar indicado para hacer dedo según los pobladores ("aunque aquí es muy difícil", me previnieron casi todos).

En el cruce tampoco estuvo fácil: al costado de la ruta había una fábrica de la que salían trabajadores que hacían dedo y conseguían viajar rápidamente, además de mujeres y niños que hacían lo propio. Como había ocurrido en aquella eterna estación de servicio de Chaco, el autostop era moneda corriente entre los moradores del lugar, no así para con un foráneo. Pensé que si cambiaba mis pantalones coloridos por un uniforme de la empresa la cosa se me allanaría.

Después de unas 2 horas, probé una nueva táctica: hacer dedo tocando el violín. ¡Dio resultado! Al rato me frenó un camión. Primera carona (así le dicen) en Brasil. El conductor no iba muy lejos: apenas 30 kms más después del límite entre los estados de Espíritu Santo y Bahía. 


Me dejó en una garita emplazada en otro cruce de rutas, donde estuve establecido durante una hora hasta que un auto me llevó hasta el pueblo siguiente,

sábado, 9 de agosto de 2014

Itaúnas - pueblo de arena

Después de viajar durante todo el día, llegamos por la noche a una ciudad llamada São Mateo. A la mañana siguiente continuaríamos rumbo a Conceiçao da Barra, y de allí a Itaúnas, un pueblo costero por el cual Carina tenía particular interés.

En la terminal de São Mateo desplegué el aislante térmico, me metí en mi bolsa de dormir y me dispuse a conciliar el sueño. "Nosotros no tenemos esa práctica de dormir en cualquier lado que tenés vos", me dijeron Los Wilsinhos, que se quedaron sentados, sin atreverse a estirar sus cuerpos en 180°. En ese momento recordé las numerosas estaciones de servicio, aquella comisaría en la frontera entre Ecuador y Perú, y la jaula para vacas del camión de Manolo (entre otros lugares en los que había pernoctado), y pensé que esa terminal era como un hotel de lujo para mí. (Después me contarían que durante la noche un policía, refiriéndose a mi persona, dijo: "pensé que era un mendigo, pero era un hippie").

Llegamos a Itaúnas y descubrimos un pueblito silencioso y tranquilo, de calles de arena y brisa de mar. El nombre del pueblo proviene, en parte, de los accidentes geográficos que conforman uno de sus principales atractivos turísticos: las dunas de arena ubicadas en las afueras del pueblo, a mitad de camino entre éste y el Atlántico.



Wilson & Carina se instalaron en una posada, mientras que yo opté por buscar un camping y terminé en uno de aparentes inclinaciones hinduístas: el Camping Namasté. Estaba totalmente deshabitado;

miércoles, 6 de agosto de 2014

Río de Janeiro - instantáneas de la marginalidad

El paso por la capital carioca fue fugaz.

Ary decidió volver a Buenos Aires por motivos personales.

Wilson, Carina & yo compramos un pasaje a Vitoria, capital del estado de Espíritu Santo, y, como teníamos un par de horas libres hasta la salida del micro, salimos a procurar un lugar relativamente barato donde alimentarnos.


Desde la puerta de la terminal tuvimos la ¿bendición? de contemplar, a cientos de metros, una de las Siete Maravillas del Mundo. Desde las alturas, el Cristo Redentor, ícono ineludible de Brasil, contempando y abrazándolo todo a sus pies, desde las favelas hasta Ipanema y Copacabana.

Almorzamos en un comedor de trabajadores

martes, 29 de julio de 2014

Paraty - jazz gitano en las calles de la colonia portuguesa

Llegamos a la terminal de Paraty a las ocho de la noche y, para tener tiempo de tocar en la calle, sacamos el primer pasaje del día siguiente hacia Río de Janeiro, a las 2:20 de la madrugada.

Wilson & Carina se fueron a caminar por la ciudad y Ary se encerró en un cyber, dejándome a mí sólo con las mochilas en la terminal. Comencé a tocar el violín y, cuando terminé una versión algo libre de Alfonsina y el mar, un hombre que se había sentado a mi lado aplaudió.

- Muito bom, muito bom - me felicitó.
- Obrigado - le agradecí.
- Eso que voce tocó, ¿es gitano?
- No, es zamba argentina.
- ¿Existe alguna relación?
- No creo... quizás la toqué un poco gitanamente - le respondí, pensando si los glissandos que había usado estaban o no dentro del acervo estilístico de la zamba.

El hombre se presentó como Paulo y me contó que era baterista de jazz en Sao Paulo. "Pero aquí, en Brasil" -se lamentaba- "los músicos de jazz en general no tienen amor por esa música, sólo lo hacen porque da prestigio, porque es de elite".

Cuando volvió Ary resolvimos probar suerte tocando en el centro de la ciudad nuestras canciones en forma de dúo. Invitamos a Paulo a escucharnos, y nos siguió toda la noche con una botellita de cachaca barata en mano.

Las calles del centro histórico de Paraty conservan sus empedrados originales, que datan de la época colonial (más de 300 años). Un lugar ideal para perderse en cualquier calle y sorprenderse viajando en el tiempo al encontrarse con una construcción del siglo XVIII, o doblándose un tobillo al pisar desafortunadamente en algún recoveco inoportuno del obstinado empedrado portugués.


Probamos varios lugares para tocar, pero ninguno nos terminaba de satisfacer. Había mucho flujo de personas, y varios se paraban a escuchar o sacarnos fotos, pero veíamos pocas monedas y billetes en el estuche del violín. Paulo nos guiaba y aconsejaba permanentemente acerca de dónde debíamos tocar. "En esta calle la gente es superficial, de bajo nivel cultural" -nos aseguraba, tocándose la sien con el dedo índice- "vamos a la otra calle, donde hay turistas de mayor nivel intelectual que sabrán apreciar lo que hacen". Tenía una borrachera que se traducía en una verborrea irrefrenable y que lo llevó a pedir que sacaran la música de la plaza principal

domingo, 6 de julio de 2014

Trindade - volviendo a las cavernas

Llegamos a Paraty, procedentes de San Pablo, con la noche bien avanzada. Tras una semana en la gran ciudad, Ary y yo retomábamos el movimiento. En la terminal, tres hippies artesanos nos dijeron que el último ómnibus a Trindade salía en quince minutos. Nos sentamos a conversar con ellos, que también iban para allá, y se presentaron: Rao (artesano de rulos, anteojos grandes, barba y chaleco psicodélico; su nombre se pronuncia Jáu), Quique (artesano, misionero, alto, flaco y huesudo, lleva el pelo largo y atado con colita) y Vanesa (cantante brasilera, morocha y corpulenta; es la novia de Quique). Tenían un didgeridoo con forma de saxo, hecho con materiales reciclados, y una especie de clarinete andino, ambos de su propia manufacturación.

Mientras Rao nos convidaba de su acaí, Quique nos contó que había llegado a Trindade un año atrás y que no había podido irse. Nosotros les hablamos sobre nuestro viaje a dedo de Córdoba a Misiones, de nuestra condición de músicos callejeros y de nuestra intención de llegar a Salvador de Bahía. Les preguntamos por algún lugar donde pasar la noche en el pueblo al que nos dirigíamos y nos hablaron de unas cavernas en la playa...

Tomamos el ómnibus. El camino de curvas y contracurvas, subidas y bajadas constantes, estaba plagado de carteles que le imploraban a los conductores manejar con precaución. "PELIGRO: ALTO ÍNDICE DE ACCIDENTES" era una advertencia que no tranquilizaba en absoluto a mi escasa certeza de llegar con vida a destino.

Nuestros nuevos amigos nos indicaron dónde bajar con ellos y, mientras que Quique y Vanesa se fueron al camping donde estaban parando, Rao nos condujo hacia La Caverna. Nos contó que en ella estaba morando un amigo suyo, pero que seguramente no tendría ningún problema con nuestra presencia. Linterna en mano, caminamos un buen rato por la playa hasta localizarla.


lunes, 2 de junio de 2014

São Paulo - monstruo de América del Sur

Introducción
Conocí a Wilson y Carina en el verano de 2011, en Bolivia. Coincidimos en el mismo hostel de La Paz, en el Callejón de las Brujas, y hubo química instantánea.

Cuando llegaron al alojamiento lo primero que hicieron fue preguntar por una habitación que tuviera televisión. "Es para ver el Chavo del 8", nos contaron. Les fascinaba verlo en castellano, con las voces originales, y no con el doblaje brasilero que tenían incorporado desde sus nacimientos.

Una noche me encontraba tocando la guitarra, cuando de pronto irrumpieron ellos en mi habitación. Apenas habíamos cruzado un par de palabras en los pasillos del hostel, pero era como si ya nos conociéramos desde hacía rato. Wilson sacó una flauta dulce y se puso a improvisar. Después él agarró la guitarra y comenzó un fenómeno que me conmovió (y que lo sigue haciendo actualmente), un hecho parecido a la magia. Los dos se sentaron enfrentados, con las piernas cruzadas sobre la cama, y empezaron a cantar bossa nova mirándose constante y directamente a los ojos, sin interrumpir esa conexión en ningún momento (excepto cuando Wilson tenía que mirar de reojo el mango de la guitarra para encontrar algún acorde, acto que resolvía rápidamente para volver lo antes posible a los ojos de su enamorada). El resto del mundo parecía desaparecer cuando sus ojos se encontraban, entremezclados con la música y la poesía de su tierra.



Por ese entonces yo llevaba unos 40 días de viaje por el norte argentino y los Andes bolivianos con el Negro List, mi eterno compañero de andanzas. Nuestro siguiente objetivo era hacer el Camino del Choro, camino inca que conecta La Paz (3650 msnm) con Coroico (1525 msnm). Wilson y Carina tenían intenciones de ir a Potosí (de donde nosotros veníamos), pero les insistimos tanto -y nos llevábamos tan bien los cuatro juntos- que finalmente aceptaron venir con nosotros. Después de cinco días de caminata, desde las cumbres nevadas hasta el paraíso subtropical de yungas, viajamos juntos a Copacabana y allí nos despedimos, cuando nosotros cruzamos en barco a la Isla del Sol (después vendrían Cusco y Machu Picchu) y ellos comenzaron a retornar por tierra a Brasil.

Después de preservar la relación por medio de internet durante el año (con Carina intercambiamos libros de poesía por correo), el verano siguiente ellos vinieron a Buenos Aires y viajamos nuevamente los cuatro, junto con otros amigos. Hicimos un recorrido similar al del año anterior: norte argentino, Bolivia andina y Cusco, donde nos separamos. (Para List y para mí luego vendrían la costa peruana y Ecuador). Durante ese viaje escribí Bordeando el Tahuantinsuyu, el primer relato de viaje que publiqué en este blog.

Casi dos años después de esa despedida cusqueña, me reencontré con ellos en São Paulo, su habitat natural.

domingo, 4 de mayo de 2014

Cataratas del Iguazú - el ruido de la maquinaria infernal

Al regresar a la oficina de turismo para buscar nuestras cosas nos encontramos con la desagradable sorpresa de que ésta estaba cerrada. La muchacha que nos había atendido al mediodía nos había dicho que ella ya estaba por terminar su turno, que durante una hora la oficina cerraba pero que a las dos de la tarde debía hacerse presente una compañera suya para reabrirla. Pues eran las cuatro de la tarde y no había noticias de la misma... Pregunté en la comisaría y me mandaron a buscar al encargado, que vivía a un par de cuadras nomás, en una casita humilde. Un tipo de lo más macanudo; fue hasta la oficina, la abrió y nos invitó a tomar agua mientras retirábamos nuestras pertenencias. "La chica de la tarde siempre falta sin avisar", nos contó, algo molesto. Por último, cerró nuevamente la oficina y nos indicó dónde nos convenía hacer dedo hacia el norte, siempre sonriente y amable.

El sol era tremendo, por lo que decidimos turnarnos cada 15 minutos para estar en la sombra. Cuando yo efectuaba mi segunda ronda frenó el auto de una familia. Bien apretados con sus dos hijitos en el asiento trasero, viajamos con ellos unos 40 kilómetros, hasta Jardín América. El padre de familia había sido mochilero y había vivido en Buenos Aires durante veinte años (estadía en Ezpeleta incluida), por lo que a lo largo del trayecto tuvimos bastante tema de conversación, mientras Ary cabeceaba somnolientamente a mi lado.


En Jardín América hicimos dedo un buen rato y, cerca del anochecer, optamos por tomarnos un micro ($76) a Puerto Iguazú para asegurarnos

miércoles, 23 de abril de 2014

San Ignacio Miní - un viaje a las raíces de América


Cuando Manolo encendió su camión y la jaula que nos apresaba comenzó a vibrar, supimos que era hora de despertar. El sol apenas entibiaba desde el horizonte.


Comenzamos a andar tras lavarnos los dientes en la Shell, ese escenario que ya era una especie de pesadilla para nosotros. Atravesamos toda la provincia de Corrientes por la ruta 12, bordeando los Esteros del Iberá. El camionero nos dijo que usualmente se podían divisar animales desde la ruta, pero no tuvimos esa dicha...

La tierra, colorada como una cancha de tenis de polvo de ladrillo, nos dio la bienvenida a Misiones y, después de cuatro horas de viaje, llegamos a su capital, Posadas. Manolo nos dejó en una YPF y, tras unas fotos en el camión-jaula y en un contexto muy caluroso, bifurcamos nuestros caminos.

Esperamos a la familia de Ary bajo la protección de la tienda de la YPF y su aire acondicionado. Mientras aguardábamos, leímos algunos diarios zonales. La noticia que más atención nos despertó fue el asesinato de una maestra en Posadas: el principal sospechoso del homicidio había declarado que, en realidad, ella "se había caído" encima del cuchillo.

Llegaron los parientes de Ary y, comandados por su tío-abuelo Roberto, nos llevaron a su casa, situada frente a un mercado de verduras. Nos recibieron de maravillas, con almuerzo y tereré. Después de lavar nuestra ropa e higienizarnos, decidimos que una de las actividades que no podíamos pasar por alto durante nuestra estadía en la capital misionera era la ingestión de chipa. Salimos a buscarlo, preguntándole a cada transeúnte que nos cruzábamos dónde adquirirlo, pero a esa hora era un artículo agotado. Durante esa primogénita caminata en Posadas, llamaron nuestra atención especialmente la vegetación abundante, las casas hundidas en la tierra rojiza y la gente, tomando tranquilamente tereré en la puerta de su casa y saludándonos con amabilidad.

lunes, 7 de abril de 2014

de Córdoba a Misiones a dedo

El 14 de enero, después de pasar diez días secuestrado bajo las directivas del Ejército Chapatista de Elevación de las Masas (ECHEM) en el monte cordobés, emprendí un viaje que uniría por vía terrestre San Marcos Sierras con Salvador de Bahia. Mi compañero de ruta en el inicio de la travesía sería Ary, camarada quilmeño a quien definiré como guitarrista y cheff vegetariano, por citar sólo dos de sus características principales.

A las diez de la mañana del citado día, Marc & Ana Paula, miembros del ECHEM, nos llevaron a ambos desde Yacumama -centro de operaciones del chapatismo- hasta el empalme a Cruz del Eje, concediéndonos nuestra tan ansiada libertad. El sol se desparramaba en el asfalto con violencia, anticipándonos una jornada que sería agobiante.


Hacia las once, un señor nos llevó con su camioneta hasta la grisácea Cruz del Eje y nos dijo que avanzando cuatro kilómetros más encontraríamos un cruce, donde podríamos tomar la ruta hacia Deán Funes. Nuestra intención era conectar Córdoba con Santiago del Estero y luego atravesar las provincias de Chaco y Corrientes para llegar a Misiones, nuestra puerta de entrada al país carioca.


Caminamos los cuatro kilómetros con bastante calor, pero con la alegría de estar en el inicio de una nueva aventura autostopera, ese tablero de posibilidades infinitas. En el trayecto vimos millares de mariposas blancas escoltándonos permanentemente, lo que producía una especia de efecto onírico en el entorno.





lunes, 17 de marzo de 2014

Una verdadera historia de fantasmas (Robert M. Pirsig)

Zen y el arte de la mantención de la motocicleta
(fragmento)


Chris pregunta qué vamos a hacer después. Nada cansa a este chico. La novedad y lo extraño de los alrededores del motel lo excitan y quiere que cantemos como lo hacían en su campamento de verano.
"No somos muy buenos para cantar", dice John.
"Entonces contemos cuentos", dice Chris. Se queda pensando. "¿Sabes alguna buena historia de fantasmas? Todos los chicos en nuestra cabaña acostumbraban a contar historias de fantasmas por la noche".
"Cuentanos una", dice John.
Y lo hace. Son más bien divertidas. Algunas no las había oído desde mi niñez. Se lo digo, y Chris quiere oír alguna de las mías, pero no puedo recordar ninguna.
Después de un rato dice "¿Crees en los fantasmas?"
"No", le contesto.
"¿Por qué no?"
"Porque son no-cien-tí-fi-cos".
La forma en que lo digo hace sonreír a John. "Ellos carecen de materia", prosigo, "y no tienen energía y por ende, según las leyes de la ciencia, no existen, salvo en la mente de las personas".
El whisky, el cansancio y el viento en los árboles empiezan a mezclarse en mi cerebro. "Por supuesto", agrego, "las leyes de la ciencia no contienen materia ni energía y por consiguiente tampoco existen, excepto en la mente de las personas. Es mejor ser completamente científico sobre todo este asunto y negarse a creer tanto en los fantasmas como en las leyes de la ciencia. Eso no te deja mucho en qué creer, pero también es científico".

jueves, 2 de enero de 2014

Galápagos VI

Islas Galápagos
Julio 2013

(Transcripción textual del cuaderno de anotaciones)

26/7
Desayuno temprano en la cafetería - "Morocho" y "empanada de viento".
Con el equipo de snorkel que me prestó Guido caminé a las playas. Playamann estaba poblada de lobos marinos, como durante la noche, pero bajo la luz del día tomaba un semblante diáfano -
Entramos en el Centro de Interpretación Darwin, donde a través de un interesante recorrido se expone la historia de las islas y de la ocupación humana en la misma - Al principio se plantea la hipótesis de que una cultura precolombina llegó a ellas (los Huancavilca), pero no se da ninguna prueba concreta - En el siglo XVI llegaron los colonizadores españoles - Fray de Berlanga escribió que, debido al desconocimiento del ser humano, las aves del lugar "se dejaban coger con las manos" - Luego llegaron los piratas, que las utilizaron como punto estratégico y escondieron tesoros, y más tarde balleneros noruegos, que venían engañados bajo la promesa de una tierra fértil, cuando en verdad era pura roca volcánica - A partir de 1920 empieza la ocupación fuerte ecuatoriana - Incluyendo los presos de la isla Isabella, que en 1947 construyeron el Muro de las Lágrimas - 
Pero quería salir rápido del centro Darwin para aprovechar mi último día en las islas haciendo snorkel. Caminando un rato más llegamos a la orilla del cerro Tijeretas y,, con el cielo nublado y el agua fresca, me metí. Al principio tragaba agua salada a lo pavote, pero me fui entendiendo con la respiración y más o menos le cacé la onda - Y ahí estuvo buenísimo - Abajo del agua se veía increíblemente prístino; plantas de colores, corales, millones de peces - Sobretodo había unos peces negros, grandes, con las extremidades amarillas.
De pronto pasó a mi lado un lobo de mar, lo seguí y apareció otro - Estaban jugando como perritos, y yo a su lado, un espectador de lujo de esa genuina alegría animal.
Después fuimos a otra playa, Punta Carola (también conocida como "la playa del amor"), donde decenas de lobos y lobitos marinos reposaban somnolientos sobre la arena.
De vuelta en la cafetería / hospedaje Goodyear (10 dólares x persona la suite, con cocina y baño y camas dobles, una ganga!) le agradecí a Guido su generosidad al prestarme el traje. Él llevaba 2 meses en las islas, buscando un cambio que yo también creo necesitar.
Adiós Galápagos, fue un viaje corto, intenso y enriquecedor. Volveré con más tiempo algún día, para absorber toda esa energía de paz y tranquilidad que inspirás, para intentar fundirme en tus paisajes y tus estrellas, para conocer a fondo tus especies endémicas y para ser, otra vez, parte de un lugar encantado .-



Galápagos V

Islas Galápagos
Julio 2013

(Transcripción textual del cuaderno de anotaciones)

25/7
Isla Sta Cruz - Desayuno continental en "El descanso del guía". Caminata hacia Centro Charles Darwin - Playas con cangrejos negros y colorados, e iguanas negras de varios tamaños. Las más grandes tienen una cresta imperial, monárquica, repugnante -
Corrales con tortugas gigantes, clasificadas según isla de procedencia - Un cartel anuncia el fallecimiento (24/6/12) de Solitario George, tortuga más importante del parque, que había sido encontrada en la isla Pinta en 1972 -
En otros corrales aledaños vimos 3 iguanas terrestres, de color amarillo, gigantes - Cada una separada de la otra -
Luego playa - Paraíso. Sumergiéndome lentamente en el Pacífico, acobardado mas no paralizado x el frío.
Viaje en lancha a San Cristóbal; fue el mejor. Lo disfruté bastante.
En San Cristóbal de casualidad encontré la CAFETERÍA GOODYEAR, donde nos hospedamos. Conocimos a Guido, un argentino instalado ahí que me invitó a una expo de fotos + tocata x la noche -
Salí a caminar adentrándome en la noche hermosa, aprovechando que mi vago instinto de orientación me facilita perderme por ahí - Llegué a Playamann y me senté a pensar y tocar el charango, rodeado de lobos marinos - un muy enriquecedor momento introspectivo, entre los aullidos guturales de los animales y los sonidos del mar rompiendo en la costa -
Después fui a donde me invitó Guido; al aire libre proyectó sus fotos de Galápagos (muy buenas) y más tarde tocamos un poco - El guitarrista era de Quito pero vivía ahí desde los 6 años - "Aquí antes te pedían x favor que te quedaras a vivir, pero la gente decía 'para qué, puras piedras'... luego empezó la agricultura, luego la pesca, y después el turismo. Ahí se vino todo para arriba!".





Galápagos IV

Islas Galápagos
Julio 2013

(Transcripción textual del cuaderno de anotaciones)

24/7
Mañana en hotel Villamil (Isabela). Malestar - Luego playa - Iguanas negras y cangrejos rojos en las piedras volcánicas acariciadas x el mar -
15hs lancha hacia Sta Cruz - Viaje terrible, peor que el 1ro, pero gracias a la pastilla anti-mareo, haberme sentado con la cara al viento (me empapé) y haber suspendido (casi) el consumo de animales, pude mantenerme estable -
En Sta Cruz -torneo de voley en el muelle- volvimos al mismo hotel "Lirio de Mar" - Cené en "La Giralda" una ensalada caprese + jugo de naranja.



Galápagos III

Islas Galápagos
Julio 2013

(Transcripción textual del cuaderno de anotaciones)

23/7
Desayuno 7 A.M. en hotel Laguna - Cocinero: Nelson (Boca / Barcelona de Guayaquil).
Linda vista desde arriba -
7:30 armado de sánguches en Vicente. "Chiva" (camioneta) durante 40 min - Caminata - Fuerte niebla / barro / frío. Progresivamente se va disipando y va haciendo más calor. 3 hs de caminata y llegamos a un lugar que parecía Marte - Piedras y ceniza volcánica, desolación, calor - No hace falta ir a morir al Planeta Rojo para saber lo que se siente. Comimos los sánguches ahí y comenzamos a retornar - Antes con la niebla no había sido posible, pero ahora sí: vimos el cráter del volcán Sierra Negra, el 2do cráter más grande del mundo de un volcán activo - Unos 10 kms de diámetro .- El calor era agobiante, pero a medida que descendíamos iba reapareciendo la niebla, con ella el (ahora) ansiado frío - Caminamos por otras 3 hs (total: 18 kilómetros de caminata) y otra vez a la "chiva". El esguince del tobillo derecho me molestó bastante durante el regreso.
Hotel Vicente de nuevo: nos dieron máscaras y patas de rana y nos llevaron a hacer snorkel. En el camino nos cruzamos con lobos marinos cachorros, mimosos y juguetones. En la costa vimos pelícanos café (ave gigante que habíamos visto en Tortuga Bay), fragatas (ave con el pico negro y largo), peces. El agua estaba fría y me sentía mal, por lo que no me metí. Talo sí lo hizo.
Luego: descanso en el Villamil. Fui a visitar la iglesia. Me sorprendió su arquitectura y su colorido. En la pared del fondo, una imagen de Jesús crucificado... pero en la playa, con palmeras, pingüinos, tortugas, cielo, arena y un sol radiante. La versión galapagueña de Cristo.
Cenamos con Lee en el Vicente, y a la cama temprano. Me sentía bastante mal, como afiebrado .-
El guía de la excursión al Sierra Negra, Wilmer, me dijo que en la isla crecen alucinógenos: floripondio (lo vi desde la chiva), cucumelos y San Pedro (en la puerta de la iglesia de Isabela hay, ningunos giles los curas). Con la geología, flora y fauna de las Galápagos, es inimaginable el arte que nos hemos perdido por la ausencia de hombres originarios del lugar, que bajo el influjo de esas drogas suministradas por la Pachamama hubieran podido crear vaya uno a saber qué maravillas -



Galápagos II

Islas Galápagos
Julio 2013

(Transcripción textual del cuaderno de anotaciones)

22/7
7 A.M. Lancha Isla Sta Cruz - Isla Isabela. Me banqué todo Sgt. Peppers, pero puse "La última curda" y ahí lancé todo. Vomité 3 veces. Día nublado y melancólico.
Siesta en hotel Villamil - Caminata al centro de crianza de tortugas gigantes. Viven hasta 150 años, son enormes. También vimos iguanas negras gigantes .-
17hs laguna de flamencos caribeños (introducidos). Luego cena en hotel Vicente. Conocimos a Lee (Corea del Sur) y Philippe (Alemania).
Isabela es la isla más grande de las 13, pero debido a su superficie poco cultivable, apenas tiene 1000 habitantes -


Galápagos I

Islas Galápagos
Julio 2013

(Transcripción textual del cuaderno de anotaciones)

21/7
VUELO GUAYAQUIL - ISLA BALTRA - Trámite aduanero.
BALTRA - SANTA CRUZ - Bus para cruzar la isla. Pareja galapagueña amable y explicadora.
Almuerzo en "El descanso del guía": ceviche de pulpo, pescado, papas fritas, jugo de maracuyá.
Caminata a playa TORTUGA BAY. Pájaros. Pinzón de Darwin.
Playa paradisíaca. Sensación de prehistoria - Cangrejos. Aves enormes tirándose de cabeza al agua para cazar. ¿Cómo se vería esto cuando vino Darwin? ¿O en la época de los piratas? LA ISLA.
Cena en "La Isla Grill": pizzas de anchoas y de camarones. Daikiri de frutilla que luego lamentaría - Los cinco mozos con la camiseta de Boca; yo también. Les pedí hacer una foto -
Puerto Ayolas (isla Santa Cruz) tiene 20.000 habitantes, es el lugar más poblado de todo el archipiélago -

Lunfardo guayaquileño

Guayaquil, 21 de julio de 2013

Según una revista que tengo a mano, en el lunfardo guayaquileño simón es un adverbio que significa afirmación. ¿Tendrá algo que ver Simón Radowitzky, el vindicador anarquista? La conexión parece al menos improbable pero el homenaje, aunque casual, existe.

Simón, hijo del pueblo, 
afirmación de la vida por sobre la muerte.
Simón, estrella titilante, 
afirmación del derecho de matar al tirano 
cuando la justicia burguesa calla.
Simón, faro en la noche, 
afirmación del amor en la Tierra, 
luz del porvenir, 
no nos abandones .-