domingo bonaerense
Ángel y sus manos de ajedrecista
reposan incrédulas
en el anhelo de un presente
panfletos trosko-intergalácticos
se derraman sobre el mantel
y me sonríen
brum brum
las motitos
pero
¿alguien sabe
realmente
lo que se esconde detrás?
detrás de este circo,
de este
espionaje escabroso,
de esta
insalubridad porosa,
juegos de luces
luces de otoño
en un segundo
alguien
se adentró en mí
y sus ojos
se robaron el cielo
Este interludio del silencio es particularmente hermoso. Da gusto romper la quietud para escribir y leer estas poesías.
ResponderEliminarEstimado:
ResponderEliminarTe posteo en esta entrada porque es las más reciente y, además, me gustó el poema. Me llamo Hugo Cari, tengo 24 años y soy de Santiago de Chile. Navegando por la internet, llegué a tu web por una cita de "Los Vagabundos del Dharma" que posteaste. Leyendo tus entradas, veo y me sorprendo gratamente de la afinidad de gustos tanto en literatura como en el placer del viaje que tenemos. No es fácil hallar alguien así, menos en los tiempos modernos, acelerados y vacuos. Lo que observo es una mirada más profunda al tópico (literario-existencial) del viaje. No como un mero paseo comercial o turístico, sino con el fin de encontrar ese llamado de la selva que clama desde el interior de nosotros. Hago esa deducción tanto por tus citas y lecturas por como escribes tus relatos de viaje. A todo esto, este verano 2012 fui a Bolivia y en Sorata también me quedé en el Hostal Mirador -preciosa y majestuosa ventana a las montañas-, que lo arrendaba un señor de unos 40 y tantos años casi 50, que se hacía llamar Carlos.
Eso, un abrazo desde la distancia, colega de viajes. Quien sabe, quizás nos encontremos en algún lugar del mundo, con nuestras mochilas, en la naturaleza y desprolijos de atadjuras sociales. Excelente página-bitácora-biográfica.
Saludos!